Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho
se arrepiente con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti
mientras yo tengo inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo,
el muslo en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre sin mis labios.
Te digo a media voz cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste
y solo y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras y te aprietas a mí
y haces tu llanto sin lágrimas,
sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar,
mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos.
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